Un paseo por una tienda asiática llena de sorpresas

Llevo años yendo a esta tienda asiática y, aunque me resulta ya bastante familiar, cada vez que entro sigo encontrando productos nuevos que me sorprenden. No es que sea un fanático de la gastronomía oriental, pero me gusta probar cosas diferentes, y este sitio tiene un montón de opciones curiosas y distintas. Si te pica la curiosidad tanto como a mí, sigue leyendo porque vale la pena.

Lo primero que me llamó la atención desde la primera vez que fui —y que sigue siendo uno de sus puntos fuertes— es la zona de congelados. Hay una variedad enorme de albóndigas rellenas, bolas de pescado, gyozas, dumplings y productos preparados que no sueles ver en supermercados tradicionales. Los precios son accesibles y todos los paquetes tienen su etiqueta en español, lo cual facilita mucho saber qué estás comprando aunque el envase esté en chino o coreano.

La sección de salsas y condimentos es una mina de oro. Tienen desde salsa de soja en todas sus versiones hasta mirin, vinagres de arroz, ponzu, aceite de sésamo, y un montón de bases para preparar platos como ramen, mapo tofu o hot pot. También hay salsas ya preparadas, ideales si no tienes ganas de complicarte pero sí quieres darle sabor auténtico a tus platos. Siempre que paso por aquí acabo cogiendo alguna salsa nueva para probar.

En los pasillos de fideos y snacks puedes perderte un buen rato. Hay fideos de arroz, udon, ramen instantáneo de mil tipos y marcas, soba, tallarines secos y frescos. Y luego están los snacks: chips de gambas, calamares deshidratados, tiras de tofu, galletas de arroz, chucherías con envases llamativos y productos que te entran por los ojos antes que por la boca. Hay golosinas con personajes como Shin-chan o pandas kawaii que son difíciles de resistir, incluso si no sabes muy bien a qué saben.

Las bebidas tampoco se quedan cortas. Tienen desde tés fríos, cafés coreanos tipo «ready to drink», bebidas fermentadas con sabores de frutas, leche de melón, refrescos con aloe vera, hasta las típicas Ramune japonesas con la bolita de vidrio. También cervezas asiáticas como Sapporo, Tsingtao o Chang. La variedad es tan amplia que siempre salgo con algo distinto para probar.

Otro de mis rincones favoritos es la sección de verduras frescas. Aquí es donde puedes encontrar daikon, okra, boniato morado, jengibre, pak choi, col china, apio asiático, cebollino, shiso y otros vegetales que normalmente solo verías en restaurantes especializados. Todo está bien presentado y con precios razonables. Incluso venden verduras en bolsas por peso que están listas para cocinar.

Además tienen conservas, setas deshidratadas, pastas de arroz, dulces tradicionales, productos coreanos (como ramen picante, kimchi en tarros grandes y pequeños), y hasta menaje para cocinar: palillos, cuencos, arroceras, cucharones y otros utensilios. Al lado de esta sección hay también una carnicería y una zona dedicada a salsas de soja de todo tipo. Es fácil pasarse un buen rato simplemente curioseando

También hay una pequeña selección de productos filipinos, algo que no siempre es fácil de encontrar en supermercados asiáticos generales. Eso sí, si vienes buscando específicamente productos filipinos, te adelanto que hay otros lugares en Barcelona que están más centrados en ello y sobre los que haré entradas próximamente.

La tienda Yang Kuang Supermercados está ubicada en Passeig de Sant Joan numero 12 , en el Eixample de Barcelona, y si te interesa explorar sabores diferentes, sin duda es un sitio al que volverás más de una vez. No hace falta ser un apasionado de la comida asiática para disfrutar de lo que ofrece: basta con tener ganas de descubrir, probar algo nuevo o incluso encontrar productos específicos que no se consiguen fácilmente en otras tiendas.

Después de tantos años viniendo aquí, puedo decir que es de esos sitios que no decepcionan. Siempre hay algo interesante, está limpio, bien organizado y se nota que tienen rotación constante de productos frescos. Ideal tanto para quienes cocinan en casa como para los que simplemente quieren llevarse un snack distinto o sorprenderse con algún sabor nuevo.

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