Descubriendo Jollibee en Reading, Reino Unido

Durante un viaje turístico a Reading, en Reino Unido, nos topamos con algo inesperado: ¡un Jollibee! Lo vimos caminando por el centro de la ciudad, su icónico logo rojo con la cara sonriente de la abeja nos llamó la atención de inmediato. Para quienes no lo conozcan, Jollibee es una cadena de comida rápida con un toque muy especial que proviene nada más y nada menos que de Filipinas.

El origen de Jollibee

Jollibee fue fundado en 1978 por Tony Tan Caktiong en Manila, Filipinas. Lo que comenzó como una pequeña heladería familiar pronto evolucionó en un restaurante de comida rápida cuando se dieron cuenta del amor del público filipino por el pollo frito, los spaghetti dulces con salchicha y las hamburguesas con un sabor muy distinto al estilo americano. Tony Tan, con visión y ambición, decidió adaptar el menú a los gustos locales, lo que generó una conexión muy fuerte con el público.

Jollibee es parte del conglomerado Jollibee Foods Corporation (JFC), que con el tiempo ha adquirido otras cadenas internacionales como Smashburger, The Coffee Bean & Tea Leaf y más. Hoy en día, Jollibee es una de las marcas más queridas en Filipinas y ha empezado su expansión internacional con gran éxito, especialmente entre las comunidades filipinas en el extranjero.

Jollibee en Reino Unido

Lo que más nos sorprendió es que Reino Unido cuenta actualmente con 13 establecimientos de Jollibee. Esto demuestra que el concepto ha tenido una gran acogida entre los británicos, y no solo entre los filipinos residentes. El local de Reading tenía una atmósfera moderna, colorida y muy familiar, con decoración alegre y referencias culturales en las paredes. La experiencia en el local fue excelente, desde los kioscos de pedido automáticos (muy intuitivos y rápidos) hasta la presentación impecable de los menús y la limpieza del espacio.

Los empleados fueron amables y atentos, y la cocina abierta permite ver cómo preparan los pedidos, lo cual siempre da confianza. Además, vimos tanto a familias como a jóvenes disfrutando de la comida, lo que indica que Jollibee ha sabido conectar con diferentes perfiles de clientes.

¿Y en España?

España, por otro lado, apenas cuenta con un único Jollibee, ubicado en Madrid. A pesar de que Barcelona alberga una comunidad filipina considerable y muy activa, aún no hay presencia de esta cadena en la ciudad condal. Personalmente, considero que sería un gran acierto abrir un Jollibee en Barcelona, ya que su propuesta culinaria es única y muy distinta a la oferta de cadenas como KFC o Popeyes.

El sabor tiene un carácter especial y auténtico. Por ejemplo, el «ChickenJoy» tiene una textura crujiente por fuera, jugosa por dentro, y el gravy (una salsa marrón típica filipina) le da un toque reconfortante que rara vez encuentras en otras cadenas. El spaghetti tiene un sabor dulce muy particular que puede sorprender, pero conquista a quienes buscan algo diferente. Y su hot dog, con queso rallado, kétchup y mostaza, es una mezcla de sabores sencilla pero efectiva.

Sinceramente, me gusta más Jollibee que otras marcas del mismo estilo. Tiene identidad, historia y una variedad que rompe con la monotonía de la comida rápida habitual. No tengo dudas de que un Jollibee en Barcelona tendría muchísimo éxito, no solo entre la comunidad filipina, sino también entre los curiosos que buscan nuevas experiencias gastronómicas.

Precios accesibles y porciones generosas

Uno de los puntos fuertes que notamos durante la visita fueron los precios. Para un restaurante internacional, los precios eran bastante razonables, especialmente teniendo en cuenta el tamaño de las porciones y la calidad de los ingredientes. Aquí algunos ejemplos:

  • Combo de 4 piezas de chicken tenders con patatas y bebida: £8.49
  • Pack de 2 piezas de ChickenJoy picante con gravy, patatas y bebida: £7.49
  • Sundae de mango con coco: £1.99
  • Hot dog con queso rallado, kétchup y mostaza: incluido en menú o en torno a £3-4 si es individual

En total, una cena completa para dos personas con postre incluido nos costó £17.97, impuestos incluidos. Una cifra sorprendentemente razonable teniendo en cuenta la calidad, la cantidad y lo bien presentado que estaba todo. Además, el local contaba con opciones para comer allí o para llevar, algo muy conveniente para quienes están de paso por la ciudad o tomando un tren desde la estación cercana.


Jollibee no es solo una marca, es una experiencia distinta. Su fusión de sabores, su historia, su estética llamativa y su filosofía familiar la convierten en una alternativa deliciosa y refrescante en el mundo de la comida rápida. Más allá del marketing, lo que ofrece Jollibee es una conexión emocional con una cultura rica, y una forma diferente de disfrutar del fast food.

Ojalá muy pronto podamos disfrutar de uno en Barcelona. Estoy convencido de que sería un éxito rotundo, y yo, personalmente, sería uno de sus clientes más fieles desde el primer día.

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